Convenientemente maquillada.
Abro los ojos, miro ese “always on display” por el que he pagado más por mi móvil, con orgullo las 7.00 se muestran mientras con un mano tanteo el preciado aparato en la mesita de noche. Ahí entre siete cuentas de correo, tres grupos de trabajo y cinco cuentas bancarias, chequeo el Facebook. Sus reels, videos, como se llamen ahora me muestran los ejercicios que debo hacer para tener unos abdominales que no se si quiero tener, a un tipo que hace recetas con una katana y algunos más que se desplazan hacia arriba sin dejar nada en mi memoria pero robando minutos a manos llenas.
Cuarenta minutos despues he llegado al baño, me veo bastante fea y ojerosa sin maquillaje, palida y flácida. Me miro de perfil y aprieto los labios, coloco un poco de pelo delante de la cara y sonrio, consigo ver ahi debajo algo que mejorar con base, color y rimel.
Miro a la cama y el tipo al que he elegido para pasar las noches sigue ahí, o no. Me siento culpable de sentir cierto placer cuando no está, pero estar sola es fracaso, lo peor. Y mientras está ahí, no puede estar en otra parte, seguro que lo haría, segura como de mi nombre. Algun dia me preguntare por que mi primer pensamiento hacia él es algo parecido al asco, para ser sustituido luego por resignación, pienso mientras me maquillo, aun en pijama, y va apareciendo esa mujer que quiero ser.
Pienso en Juan, el vecino, es un flash que me persigue…su voz, su forma de hablar, de moverse, de ignorarme. A veces también en aquel loco que conocí una vez y que rechace por tener mas lunas que soles, por que tenía un trabajo mediocre, por qué no aspiraba al éxito en su vida, creo… porque cuando le veo siempre le veo feliz…mientras doy otra pincelada a mi ojo derecho y me digo a mi misma que nunca soñé con alguien como el que está roncando en la cama, o puede que si.
Hace un mes o más que no abrazo a mi hija, muchos más que ella no me abraza a mi. Entierro ese pensamiento bajo la elección de zapatos para hoy mientras peino mi larga, ondulada y convenientemente teñida melena, mientras la mujer que se levantó se ha transmutado en una bella mariposa en menos de lo que canta un gallo. El tiempo lo cura todo, me digo mientras la sensación de una leve puñalada, similar a las que se sienten ante una traición, una de esas descargas leves que rodean el estómago se atreve a contradecir mi sentencia.
Ahora sí tienen sentido todas las frases de motivación, ahora sí estoy lista para comerme el mundo, para gritar bien alto que soy una mujer valiente, que sale a la calle haciendo el esfuerzo de recordar que ya no es aquello que se miró al espejo al despertar, que sus sueños son los que son porque no puede tener otros, mientras el primer pensamiento que me llega es asco, y el segundo, resignación… mientras Ricardo Arjona me dice en una canción como debe ser el amor y no es.
Convenientemente maquillada, para mentirme a mi misma.
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