Traileando por Loiba.



Hace algún tiempo una persona me pidió que le enseñara los acantilados de Loiba, la zona de O Picón y ese rincón próximo al cabo Ortegal tan bonito y todavía no contaminado por la mano turística del hombre. Lo cierto es que no he tenido ocasión de hacerlo con ella, pero como hoy es un dia señalado para esa persona, me he decidido a visitar, solo y cámara en mano, ese pintoresco lugar, y aprovecho este, mi rincón, para que tanto ella como todos los demás conozcáis este, para muchos, todavía desconocido paraje.


     Lo que sin duda apreciaremos nada más llegar, es que es un sitio poco transitado, poco enfocado al turismo masivo. Es más un lugar para iniciados ( poniéndome un poco trascendental ), un paisaje para disfrutar en soledad, o en buena compañía  pero sin mas fondo que lo que ofrece el propio entorno, que no es poco.
     Los accesos son estrechos, muchos de ellos sin asfaltar, serpenteando entre las típicas casas de aldea gallegas y te llevan hacia el mar, hacia playas salvajes poco aptas para el baño, con escarpadas laderas y la mayor parte del año, con un furioso Poseidón modelando sus formas. Lo que te encuentras alli, son una serie de miradores, a los que se debe acceder caminando y que ofrecen unas vistas únicas, salvajes, bellas y que invitan a ser observadas en silencio. Una magia que hay que saber apreciar.

    Para ello existe lo básico: un banco. Allí, donde termina la tierra y sus escarpados flecos se adentran en el mar, lo mas sensato es sentarse y observar. Observar la inmensidad del océano  el poderío de sus caricias, que una tras otra llegan a la costa y envuelven a las rocas de blanco, el silencio que marca el aullido del viento y la voz del mar, la pequeñez, o tal vez la grandeza de un pequeño hombre que observa, ola tras ola, como su reino, a veces de soledad, a veces de excesos, de triunfos y derrotas, de amor y dolor, de sonrisas y lagrimas, palidece, o tal vez se engrandece ante ese mar inmisericorde e intemporal. Esa es la magia  de ese sitio  allí  solos, tu y el mar, descubres tus deseos, tus carencias y tus virtudes. En cierta forma, es un reseteo, una vuelta a ti mismo, que quizás de vez en cuando todos necesitamos hacer.

     Esta mañana, un ser, a lomos de un caballo de metal se acercó allí  y con su vestimenta de cuero recorrió el trayecto hacia el mar, se sentó en el banco y recordó, sintió, rió y como otras veces se fue de allí pensando que, tal vez era afortunado, que tal vez su vida era feliz, que tal vez lo sería más y que tal vez, algún día conseguiría volar.

     Hoy ha sido un buen día.






















Comentarios

  1. Pensando, enredando sombras en la profunda soledad. Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie. Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, enterrando lámparas. Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba! Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, molinero taciturno, se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad.

    Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa. Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti. Mi vida antes de nadie, mi áspera vida. El grito frente al mar, entre las piedras, corriendo libre, loco, en el vaho del mar. La furia triste, el grito, la soledad del mar. Desbocado, violento, estirado hacia el cielo.

    Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora. Incendio en el bosque! Arde en cruces azules. Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz. Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio. Y mi alma baila herida de virutas de fuego. Quien llama? Qué silencio poblado de ecos? Hora de la nostalgia, hora de la alegría, hora de la soledad, hora mía entre todas!

    Bocina en que el viento pasa cantando. Tanta pasión de llanto anudada a mi cuerpo. Sacudida de todas las raíces, asalto de todas las olas! Rodaba, alegre, triste, interminable, mi alma.

    Pensando, enterrando lámparas en la profunda soledad. Quién eres tú, quién eres?
    Pablo Neruda.

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    1. Precioso, sin duda.Te animo a que visites ese sitio y dejes correr tus pensamientos alli. Como poco verás el mar, con suerte, mucho más. Gracias por este bonito aporte.

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