Ana.

 A veces te encuentras con gente  que no deberías, sé que a veces, quizás por que lo deseas desde tu interior, pero sin saber exactamente que es lo que quieres, aparecen en tu vida para darte o arrebatarte algo que tenias, en mi caso, el que os voy a contar, me han concedido algo, que no estoy seguro de querer.

 Los molinos es un pueblo pequeño. No deben vivir aquí mas de 3000 personas, la mayoría en su núcleo urbano y unos pocos en los alrededores  Las poblaciones mas cercanas están a unos 10 km a cada lado, son más grandes y mas bulliciosas, pero Los Molinos es un buen sitio para vivir, con las cosas buenas y las cosas malas de los pueblos pequeños. Las calles son anchas y tranquilas, quizás demasiado tranquilas en pleno invierno, tenemos cuatro bares y algunas tiendas de ropa y comestibles, poco más.
         Me llamo Luis, tengo 33 años y allí vivo. Regento un pequeño taller de motos clásicas en el pueblo, un trabajo que me deja tiempo para mis aficiones  para hacer un poco de ejercicio y para no estar atado a horarios rígidos. Y me gusta lo que hago.
         Como casi todos los días entre semana, al salir de trabajar suelo ir al gimnasio un buen rato, una rutina saludable antes de tomarme una pinta y subir a casa. El hecho de encontrarte las mismas caras todos los días es un poco monótono, pero creo que así me siento cómodo.
        Un lunes más cierro el taller  a las seis y media y dispongo a ir a entrenar, subo a casa, cojo la mochila y saludo a mi gata  Noa, que me mira perpleja desde el sofá. Para ir al gimnasio solo tengo que caminar medio kilómetro, lo hago rápido para ir calentándome y no perder mucho tiempo, aunque al salir de casa dudo, parece que va a  llover.
        Como todos los lunes, toca rutina de pecho, triceps y cardio. Y como todos , toca rutina de caras, o eso pienso mientras entro con la mochila al hombro.
        Pero esta vez no, bueno,si, están las caras de siempre, y una más, hay una nueva, y además femenina. Está al fondo, en una de las cintas de correr, caminando. Comienzo mi rutina y evito mirarla directamente, me pongo los auriculares y miro de vez en cuando. No está mal. Es menuda, de piel blanca y media melena castaña, pero no consigo ver más desde aqui, asi que cuando acabe con las pesas iré a verla más de cerca.
       Para cuando termino, ella ya se ha ido. Mecachis! Me habría hecho gracia verla mas de cerca. Después de la ducha salgo, cansado por el entrenamiento. Ha oscurecido antes y cae una lluvia fina, comienzo a caminar y levanto la vista. Bajo una terraza veo una figura familiar que pacientemente disfruta un cigarrillo. Es ella. Parece que cierta emoción recorre mi cuerpo y decido hablarle: -" ¿ Fumando después de entrenar?- Si, ¿porque no?- contesta- La miro a los ojos y me parece atractiva, no puedo decir que guapa, tiene una belleza  de hace unos años, como de los años 20 adaptada a los días de hoy, parece seria y un poco distante. Por lo menos ya la he visto de cerca.
        -"¿ Vives aquí ?"- le pregunto un poco apurado. -"Lo digo porque llueve ...y...."- Vaya, estoy un poco nervioso y no suele  ser así. Me contesta que tiene el coche cerca, pero que si me apetece tomar un café, señalando un pequeño restaurante al otro lado de la calle, le gustaría antes de marcharse. Me sorprendo mucho de lo bien que ha salido esto.Cruzamos la calle apurados y entramos.
        Como en todo pueblo pequeño, todos los clientes del bar se giraron a mirar quien entraba en una lluviosa noche de lunes. Tomamos asiento en una mesa un poco apartada y le pregunté que iba a tomar. Me contestó -" Café americano cargado"- mirándome a los ojos con una leve sonrisa. - ¿No piensas dormir?- "Depende de ti" - contestó. Por mil demonios...estoy tan excitado que me es difícil pensar. Pido un bocadillo y lo devoro en el poco tiempo que ella apura su café, le digo que vivo a dos calles y que podríamos pasar otro rato en mi casa. Asiente con la cabeza y casi al momento se levanta a pagar, dejándome todavía más perplejo de lo que estaba . Prácticamente no hemos cruzado mas de una docena de palabras y ya me esta llevando de la mano a casa.
        Nada más entrar la beso con intensidad, tiene los labios finos, casi fríos y al principio no parece muy interesada. No lo entiendo, pero eso parece que me excita mas... La desnudo poco a poco y parece que la emoción sube en ella. Yo estoy casi loco ya. No puedo entender que es lo que me excita tanto, pero da igual. Tuvimos sexo toda la noche, y poco antes  del amanecer se fue, diciendo que tenia que trabajar. Le di un beso y prácticamente me quedé dormido al instante.
     
        Lo malo de dormir con las persianas bajadas es que no entra la luz, y cuando esta entra, a veces te indica que ya es  algo mas tarde de lo que debería para tus responsabilidades. Me había quedado dormido y  ya no llegaría a mis compromisos mañaneros. Me quedo pensando unos instantes y me incorporo un poco. La habitación huele a sexo, todavia estoy sudando y ligeramente mareado. Intento levantarme y un gran mareo me devuelve a la cama. - " Joder"- me digo, - "¿ Tan hecho polvo voy a estar?". Decido dormir un poco mas y lo consigo rápidamente, pero de nuevo vuelvo a tardar en despertarme, casi comienza a declinar la tarde.
     
      Se me habían pasado los mareos, después de una ducha, decido ir a comer algo, estaba famélico  Mientras caminaba hacia el restaurante trataba de recordar lo sucedido la noche anterior, y con media sonrisa tonta pase por delante de una cafetería y mire dentro. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¡ Estaba allí !, y no estaba sola. Un chico, bastante mas joven que yo, la miraba obnubilado  Demonios, ¿ Seria su novio?. Recuerdo que había dicho que no... Comencé a pensar demasiado deprisa, y me di cuenta de que estaba paralizado frente a la ventana. Justo al momento de girarme, me pareció que miraba hacia mi.
      Ana se llamaba, me había dejado su número. No soy un tipo desesperado. No tengo problema para estar con mujeres mas bellas que ella. Eso pensaba mientras caminaba calle abajo, pero ... por que me esta absorbiendo ésta la mente ? ¿ Me habré enamorado ?. Suena un mensaje en mi movil, lo miro mientras entro en el restaurante, es ella. Como si nada, pregunta que tal y dice que se lo ha pasado genial, poco más. Me siento y mientras espero por la cena, pienso en qué voy a contestarle, pero no me sale nada. No consigo olvidar que estaba ahí con otro tipo...
      Al día siguiente me sentía más tranquilo, fue un día de trabajo normal, pese a las reprimendas de los clientes por haber faltado el día anterior. Ya comienza a preocuparme el hecho de que no haya dejado de mirar el móvil y todavía no he contestado. Pero decido resistir y no hacerlo : con estas mujeres funciona hacerse el duro, pensé.
     Por la noche, después de tomar unas cervezas con los amigos y contarles mi aventura ( obviando el hecho de me sentía inquieto por ella ) regreso a casa, prepare algo para cenar viendo la tele y me propuse acostarme pronto.
     No llevaba ni cinco minutos sentado en el sofá cuando sonó el timbre. Fui a abrir la puerta pensando que seria alguno de mis amigos, quizás por que se me había olvidado algo en el bar. Pero era ella. Casi me asusta encontrármela así, me quedé sin palabras y lo único que acerté a decirle fue  que pasara. Nada más entrar dejó caer el bolso, me besó apasionadamente y comenzó a desnudarme. Esta vez parecía ardiente, casi diría que su cuerpo estaba mas caliente de lo normal. Hicimos el amor el el suelo de la entrada, después en la habitación, tres veces o cuatro veces, no lo recuerdo. Jamás había sentido tanta pasión y durante toda la noche no le hice ninguna pregunta acerca de ella.
      Si abrir los ojos la noche del martes fue difícil, más lo fue la del jueves. Mareado y sorprendentemente débil, me levanté de cama dando tumbos, me vestí y  fui a trabajar, haciendo un esfuerzo tremendo. Al poco rato sentí un hambre atroz, me trague casi un litro de batido de chocolate y unas frutas, pero casi una hora después  volvía a tener hambre. Creo que debería ir al médico.

    El jueves me lo pasé entre dormido y recordando la noche anterior, su olor, su tacto, su cuerpo. Solo pensaba en comer y volver a verla. Estaba claramente obsesionado y solo la había visto dos días  Pensaba en estar con ella a todas horas, en tener sexo en todas partes.
     Justo cuando estaba a punto de cerrar el taller entró una chica. Casi sin haberla visto le dije que estaba cerrando, que tenía que marcharme. Se presentó como vendedora de complementos de moto, pidiendo perdón por la hora y casi dejando caer un montón de catálogos  que llevaba apretados contra el pecho. Aparté la vista del ordenador y la miré. -" Vaya"- era preciosa, alta, guapísima y con un cuerpo muy llamativo enfundado en unos vaqueros que perecían hechos a medida. Era mucho mas guapa que Ana y tremendamente mas simpática. Vivía en la capital y se mudaba a Los Molinos, así que se cogió el trabajo de vendedora. De repente se me pasó el sueño y me sentía más animado.  Congeniamos en 5 min y como estaba de paso para las ventas, la invité a cenar. Por mi cabeza pasó la idea de que me ayudaría a romper la obsesión que sentía por Ana, así que me propuse llevármela a la cama. Así ocurrió, no fue difícil  y además descubrí a una gran mujer. Cenamos entre risas y complicidades, era preciosa y muy agradable, me sentí muy afortunado y lo pase de cine. Ya en la habitación me di cuenta de que Maria no se parecía a Ana, faltaba algo, ese fuego salvaje y esa frialdad pálida, no se, o tal vez otra cosa. Lo que si supe, desde el primer momento, es que quería volver a ver a Maria, para cualquier cosa: pasear, salir, lo que sea,me lo había pasado genial y cuando me desperté, ella seguía allí, guapísima. Me quedé mirándola un rato mientras dormía y me levanté para prepararle el desayuno. ¡ Y lo hice de un salto !,¿ como era posible? Últimamente el sexo me estaba agotando mas!

      Fue una mañana estupenda, desayunamos juntos, reímos y hasta dimos un paseo antes de abrir el taller, pese a que ella se encontraba muy cansada. Yo me quedé a trabajar y ella me pidió volver a cama, se sentía francamente mal.
      Los días posteriores pasaron rápido y sin novedades de importancia. Mantuve contacto con María todos los días, por teléfono o por mensajes y dejé un poco de lado el tema de Ana. Parecía un sueño lejano, algo que estuvo ahí hace mucho tiempo atrás, pero aún así nunca dejaba de ojear el móvil esperando alguna noticia de Ana. Pero el jueves volvería a ver a Maria y ya tenia un nudo en el estómago nada más pensarlo.
   
       La tarde del siguiente Miércoles fue especialmente soleada, así que decidí arrancar mi Thriumph Bonebille y dar un paseo, aun quedaban unas dos horas de luz y me puse en marcha hacia el pueblo de al lado. Es pintoresco, pequeño y muy bonito. Tiene un largo paseo que recorre el río  rodeado de árboles y con pequeños aparcamientos ajardinados que las parejas aprovechan por las noches para estar tranquilos en su coche. Me gusta pasear por allí en moto, sobre todo cuando termina el verano y ya no incordian tanto los mosquitos. Recorrí el paseo a punta de gas mirando el paisaje: algún coche aparcado, alguna pareja con niños en donde daba el sol, otras paseando y...justo enfrente una mujer se metía en un coche mientras un chico se alejaba hacia otro. Senti un escalofrío y un nudo en el estómago, era ella. Aceleré la moto y me puse a su lado. No me había visto nunca así vestido y con casco, pero no se inmutó. Con gesto serio, Ana bajo la ventanilla de su coche y me preguntó que quería. Tuve ganas de decirle de todo. Que porque estaba con ese tio, que quien era el otro, que porque estuvo conmigo, que quien era, pero no llegue a decirle nada. Sabia que no venia a cuento.
       -" Baja de la moto y sube"- me dijo sin variar el gesto. Le hice caso sin pensarlo, le diría todo dentro del coche... o era lo que quería? Aparque la moto y me subí. Me miró fijamente unos segundos  y comenzó a conducir, pero yo no dije ni mu, es más, me entretuve pensando en lo poco atractiva que me resultaba con respecto a Maria y en segundos ya estaba relajado. Mejor, pensé, así no pecaré de impulsivo.
        Pero a los cinco minutos ya no pensaba en decirle nada, la miraba, si, pero ya con cierto deseo que iba en aumento, me volví a sentir  excitado. Miré fuera y ya anochecía  Ana giró hacia un camino que lleva a una finca abandonada, apagó el coche y entre un suspiro dijo - " ¡ Bueno ! "- y me besó. Al principio volvió a parecerme fría  pero yo ya volvía a estar descontrolado...solo recuerdo eso y pensar en que lo que estaba haciendo no debía saberlo Maria.
     
        Desperté con la luz del sol, pero a mis ojos solo llegaba un hilo, uno conseguía abrirlos del todo. Intenté moverme, pero no pude, notaba como los dedos hinchados y sin fuerza, la garganta reseca y una sensación de sed extrema. Mi corazón latía como un loco y estaba muy mareado, sentía que podía perder la consciencia en cualquier momento, y así fue, o me quedé dormido. A veces es mejor eso que el dolor.
      No supe hasta tiempo después cuanto estuve allí  pero cuando volví en mi era de noche. Parece que me siento mejor, pero aún así apenas puedo moverme,  me cuesta respirar y mi corazón sigue a mil, así que no se como salir de alli y buscar ayuda. Uno de los pocos pensamientos que logro tener es que me ha envenenado, pero, ¿como?
     Por suerte para mi, un coche entró en el camino y se detuvo. Hice acopio de fuerzas y me apoyé en la puerta mientras tiraba de la manilla, cayendo de costado al suelo.
     En el coche había una pareja de veinteañeros, que tuvieron el detalle de bajarse y intentar ayudarme. Asustados, volvieron a meterme dentro del coche y por su conversación me di cuenta de que estaba completamente desnudo y ensangrentado. El chico sacó su teléfono e intentó llamar a la ambulancia, mientras la chica me tapaba de cintura para abajo con mi propia chaqueta e intentaba comunicarse conmigo. Estaba helado y débil, hasta podía sentir el calor de la joven, que no me quitaba ojo y era especialmente atenta. Yo no lo hubiera sido tanto con un desconocido sangrante.
     El desesperado chico chillaba que no tenia cobertura por estar en un sitio alejado, a lo que la chica contestó que fuera a buscar ayuda, que ella se quedaría allí conmigo, que no se preocupase. Reticente, el joven se subió al coche y se fue.

   A veces es preferible no ser consciente de lo que pasa, o no descubrirte a ti mismo, por miedo a lo que te puedas encontrar.

    La chica se llamaba Teresa, se agachó a mi lado y me dijo que iba a mirar si veía las heridas, pues no se apreciaba  ninguna a simple vista. Se acerco a mi, y ahí lo comprendí. Solo lo pensé, solo fue un instante,-" acércate, dame calor"- y ella se acercó. Fue como si pudiera absorber su calor y un poco su mente. Y ya me sentía mejor. Después pensé en que pasaría si me tocara y ella se echo a mi lado, como pudo por el espacio. Mis fuerzas se recuperaban, al tiempo que podía sentir cada vez más control sobre ella, que parecía sexualmente excitada y no dejaba de rozarme para que entrara en calor. Así me salvó la vida Teresa, dándome su calor, su energía sexual, y si no me hubiera controlado, su sangre.

      Sé que su novio la encontró en el coche, sola, que ella me buscó durante semanas, demandando mas  de lo que había tenido en aquel coche, sé que se olvidó de mi cara a los pocos días, sé, tiempo después, que amo a María y que no quiero hacerle daño, y también sé que necesito mucho calor, muchas mujeres y algo de sangre para ser feliz...pero, ¿ y quien no?


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