Como no cambiar el aceite a una V Strom 650.

    Esta vez me "venido arriba", (como me gusta esa expresión...). Con mi mecánico habitual un poco saturado, mi talento natural para las cosas nuevas un poco subido y mis cuatro herramientas básicas, no se me ocurrió objeción para no cambiarle yo mismo, sin ayuda ni supervisión, el aceite a mi querida V. Así que una vez provisto del viscoso elemento, solo tenía que buscar el día. El jueves me pareció tan bueno como el que más, pero el devenir de los hechos demostraría que quizás no...
    El día comenzó con una llamada que, intentando contestar como si ya llevara un par de horas despierto, me anunció que debía incorporarme esas dos horas antes a mi trabajo, pues una compañera se había puesto enferma. El salto de la cama casi me hace aterrizar en el garaje. ¿Mi garaje? Supongo que decir "mi" ya es comenzar mintiendo. Es el pedacito de plaza que mi casero, de buena fe y mejor criterio me "presta" para que guarde la moto, mas que suficiente y que por fortuna queda justo frente a la puerta de mi trastero. Todo ventajas menos por el dichoso automatismo que apaga las luces justo cuando no debe.
   Rebusco a la velocidad del rayo todas las herramientas y los repuestos: veamos, llave de filtros, filtro, las llaves, las llaves planas, las llaves de vaso y las llaves de Allen, que no es que se necesiten todas, pero son todas las que tengo...parezco un sereno...

   El procedimiento lo tengo claro: calentaré el motor para que escurra bien el aceite, así que llave (la de la moto ) y play, cinco minutos y va que se mata, apago y me agacho llave en mano. Upssss, primera sorpresa, el cubrecarter, ¿como no lo había visto antes? y primera mirada al reloj... No pasa nada, meto la mano para ver si se puede operar sin extraer el hierro y si, en cuanto enfríe un poco.... Otra mirada al reloj me convence de que puedo aguantar un poco de calor, asi que meto la llave en el imposible hueco del que dispongo una y otra vez para convencerme que soltando un par de tornillos de la parte trasera estaré más cómodo. Así es, buen chico, me digo mientras miro el reloj de nuevo. Ahora solo falta poner el cuenco debajo y aflojar el tornillo, fácil. El espeso chorro cae justo por el orificio que la plancha de metal tiene para tal efecto, o al menos al principio, pues el último aceite decide salir hacia el cubrecarter y buscar otro hueco para salir, eso si, fuera de la cubeta y derramarse en el precioso hormigón pulido del garaje. Una especie de sudor frío sube por mi espalda mientras me imagino a mi casero y a su mujer preguntándose que ha pasado, o si su coche pierde aceite ( me tomé la libertad de poner la moto en su plaza ), menos mal que la molesta alarma de mi reloj me salva de los improperios de la pareja. Bueno, dentro de la cubeta debe estar el 90 % del aceite, hay que ser optimista.
     Ahora toca el filtro, al que el escape caliente y el radiador de aceite parecen querer proteger de la extirpación. Pero no podrán contra mi ingenio y mi llave de filtros de 5 euros, ni contra mi determinación de hacerlo contrarreloj. Y de hecho, no pudieron.
     Sacar el filtro fue una tarea lenta. Por un lado no contaba con espacio, por otro, quemaba el puñetero radiador de aceite, por otro el reloj este que tantas veces he dicho que funciona bien, hoy parecía funcionar mas rápido de lo habitual, si es que eso es posible. Pero mi tesón y mi resistencia al calor son únicas, sobre todo cuando no llevan a nada... Hoy no es el caso, pienso mientras me levanto por enésima vez a encender la luz del garaje, ya tengo el filtro fuera. La tarea de ponerlo, pues igual, poco a poco y sin apretarlo mucho...¿no?, bueno, en realidad no se, porque al no tener espacio he tenido que apretarlo con la llave y la sensibilidad no es buena, así que... Tornillo de vaciado, sin arandela, claro, tampoco muy apretado. Entendido. Nueva pulsación a la luz del garaje y botella de aceite en mano, esto está listo, y son las doce menos cinco, justo a tiempo. Soy un crack!
    Cinco minutos después había colocado el cubrecarter, rellenado el aceite, mirado el nivel, y arrancado la moto.
    Parece que lo he hecho bien, ¿no? Si, si no fuera porque al salir del trabajo, bajo mi moto había una gota de líquido negruzco que no recuerdo que estuviera allí... La miro, la toco, huelo el dedo y casi me lo meto en la boca, certifico lo que de alguna manera mi mente se niega a creer: aceite, nuevo...Castrol, para mas señas... Mientras se oscurece el día y unas gotas, estas de lluvia, comienzan a caer por todas partes, y un viento agita mi cabello mientras, con el ceño fruncido, atisbo el horizonte, una extraña sensación de motores gripados, de caídas producidas por aceite en la rueda trasera, de falta de dinero para otra moto, de levantarse una y otra vez a encender la luz del garaje, de... se apodera de mi y me acompaña a casa y decido que hoy no tocaré ni un tornillo mas.
 
    En resumen: cambiar el aceite a una V Strom es de lo mas fácil, pero no todos los días te levantas igual. Hoy me he levantado "novelesco"...

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