Saludando a las luces del bosque.

    Supongo que por haber nacido en el medio rural, he tenido la suerte de ver desde niño algunas de las cosas mas bonitas y curiosas que nos ofrece la naturaleza. De niño, e incluso ahora, una de las que más me llama la atención en esta época del año, son las luciérnagas.
     Una de las costumbres que tengo ( mi perro no me deja otra opción ) es la de salir a pasear al anochecer, y mientras el se dedica a decirles a sus congéneres que estuvo por allí y a buscar cualquier cosa que le quepa en la boca, yo me dedico a rastrear los bordes del bosque y el camino, en busca de las curiosidades del día.
    Y las hay, sin duda. Las fresas silvestres, conocidas en mi tierra como " careixóns ", los ciervos voladores o " escornabois ", pero a lo que va esta entrada es a las luciérnagas, ese curioso bichito de luz.
 
     Como comentaba antes, me crié en la aldea. Allí la contaminación lumínica es muy baja, por lo tanto, el cielo en las noches de verano, esta lleno de estrellas y los bordes de los caminos y la hojarasca del bosque, llena de " vellas facendo o caldo" o " vagalumes", como se conoce popularmente a este animalito luminoso. Bueno, "lleno" no es la expresión mas adecuada, pero si pueden verse bastantes.
    Para un niño imaginativo, podría ser cualquier cosa, pero lo cierto es que el hecho de que produzca luz ya le da un componente mágico. Y a día de hoy sigo pensando que es algo que me trae suerte, aparte de lo bonito que resulta su observación al anochecer, con la mágica luz de las luciérnagas adornando el bosque y las últimas luces del atardecer en el cielo. Todo aderezado con la cálida brisa veraniega y el sonido de los grillos... Unos momentos gratis que puedes vivir a diario, unos de esos para conectarte a la naturaleza, a lo que nos rodea todos los días y que obviamos la mayor parte del tiempo
     Y es que antes de que la ciencia descubriera las reacciones químicas que provocan la bioluminiscensia, este era un animalito mágico, uno de esos regalos de esta época del año en los que insisto que merece la pena fijarse. Apuntar lo de siempre, el impacto humano determina la supervivencia de esta especie, como siempre, y en muchas zonas hace tiempo que no se ven. También ocurre que, como en el caso de las estrellas, no las miramos, pero siguen estando...


Se que en esta entrada no arrojo mucha luz ( nunca mejor dicho..) sobre esta criatura, pero prefiero incidir sobre ese aspecto romántico que me provoca. Si queréis mas información, este enlace os aclarará mas cosas. Este mes, si te cansas de terrazas y ruido, si te vienes de vacaciones a Galicia, si te vas a pasear  y quieres ver a vella facendo o caldo, no dejes pasar la oportunidad.

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