Honda VFR 750 f,
Ayer recibí una llamada. Resulta que un conocido se compró una moto, casualmente el mismo modelo que yo tuve hace unos años. El hombre se preguntaba si había sido la mia, pero la matricula no coincidía y acabamos charlando sobre las virtudes y defectos de la VFR, una moto con la que tuve la suerte de " convivir " casi ocho años.
Desde luego, esta no va a ser la entrada mas fresca que escriba... Hace unos cuatro años que la he vendido. Pero charlando con este chico tuve la oportunidad de recordar como iba aquella moto, la mimada de Honda, según la prensa del sector.
El modelo del que os hablo es el del año 90, en concreto del 91, pero no hubo diferencias entre ellas hasta el 92-93, siendo estas mínimas. Fue esa una época un poco extraña.... Hubo un empeño por limitar la potencia de los motores a 100 CV y esta fue una de las afectadas. Sus predecesoras eran mas potentes y su hermana, la RC- 30, destinada a un uso en competición, también.
También sirvió para recordar como veía un jovenzuelo recién salido de su scooter y montado en su SR 250, aquella preciosa moto en manos de mi amigo Manolo. Y es que desde que entré en el mundo de las motos, la VFR estaba rodeada de un misticismo allá donde se hablaba de ella: Que si era superfiable, que si llevaba una carísima distribución por cascada de engranajes, que si era una de las pocas V-4 del mercado, que si su chasis era una pasada (junto con su monobrazo...), que si iba igual con uno o con dos, vamos...si existía una moto casi perfecta, esa era la VFR.
Me gustaría aclarar que casi todo lo citado anteriormente era rigurosamente cierto. La mía solo acumuló unos 38,000 km, pero algunas que conozco superaban los 70.000 y no habían dado más avería que el regulador de corriente. Su comportamiento era muy bueno, siempre teniendo en cuenta su peso y sus amortiguaciones, pero permite un uso sport en carretera. Es al mismo tiempo cómoda y su posición de conducción no carga los brazos, tampoco obliga a llevar las rodillas demasiado flexionadas y en resumen, no cansa. Su motor funciona con alegría desde abajo y es fácil que desde 3.000 rpm, la moto ya responda a cualquier requerimiento del puño. Es elástico y evita andar cambiando de marcha constantemente, tracciona muy bien, mejor que las contemporáneas " on line" y su consumo...bueno, es algo que depende de cuanto gires el puño. Desde luego consume mas que las modernas sport de inyección, creo recordar que sobre unos 7 litros en conducción tranquila y llegando casi al doble si decidimos exprimir su motor.
Todavía recuerdo el sonido de la V (como yo la llamaba) precioso, ronco y al mismo tiempo fino, con el silbido de la distribución de fondo, su rueda trasera asistida por el precioso monobrazo... Vamos, cualquiera diría que sigo enamorado de ella.
Pero nada más lejos de la realidad. Aunque conservo un recuerdo agradable de ella, aprecio sus virtudes, realmente nunca fue mi estilo de moto. Cierto es que tampoco entró en mi vida en el mejor momento, así que, con otras prioridades en aquellos momentos, la pobre no tuvo la atención que se merecía. Así, la encontraba pesada para los desplazamientos diarios, sensible al desgaste de los neumáticos y poco acertada para moverse por las carreteras secundarias gallegas, estrechas y bacheadas que tanto me gusta frecuentar. Además de ofrecerme unas prestaciones que en realidad, casi nunca usaba... quizás es un poco injusto por mi parte hablar así de ella ya que, más que este modelo en si, son opiniones generales hacia las motos deportivas . En resumen, no estaba hecho el pan para la boca del asno.
Considero que sus virtudes son muchas, es una moto muy buena para todo, con buena protección aerodinámica, cómoda, fiable, bonita incluso a día de hoy. Sólo el modelo siguiente, la fabricada desde 1994, con la estética de la mítica NR de pistones ovales, era más bonita estéticamente . En mi opinión, las siguientes VFR siguen un camino diferente, sobre todo el modelo actual. Asi que si entra dentro de vuestros gustos y ámbitos de uso, revisad los puntos a los que suele afectar la edad o el inmovilismo (instalacion eléctrica, gomas , juntas y líquidos).La VFR os dará, todavía a día de hoy bastantes satisfacciones.
Desde luego, esta no va a ser la entrada mas fresca que escriba... Hace unos cuatro años que la he vendido. Pero charlando con este chico tuve la oportunidad de recordar como iba aquella moto, la mimada de Honda, según la prensa del sector.
El modelo del que os hablo es el del año 90, en concreto del 91, pero no hubo diferencias entre ellas hasta el 92-93, siendo estas mínimas. Fue esa una época un poco extraña.... Hubo un empeño por limitar la potencia de los motores a 100 CV y esta fue una de las afectadas. Sus predecesoras eran mas potentes y su hermana, la RC- 30, destinada a un uso en competición, también.
También sirvió para recordar como veía un jovenzuelo recién salido de su scooter y montado en su SR 250, aquella preciosa moto en manos de mi amigo Manolo. Y es que desde que entré en el mundo de las motos, la VFR estaba rodeada de un misticismo allá donde se hablaba de ella: Que si era superfiable, que si llevaba una carísima distribución por cascada de engranajes, que si era una de las pocas V-4 del mercado, que si su chasis era una pasada (junto con su monobrazo...), que si iba igual con uno o con dos, vamos...si existía una moto casi perfecta, esa era la VFR.
Me gustaría aclarar que casi todo lo citado anteriormente era rigurosamente cierto. La mía solo acumuló unos 38,000 km, pero algunas que conozco superaban los 70.000 y no habían dado más avería que el regulador de corriente. Su comportamiento era muy bueno, siempre teniendo en cuenta su peso y sus amortiguaciones, pero permite un uso sport en carretera. Es al mismo tiempo cómoda y su posición de conducción no carga los brazos, tampoco obliga a llevar las rodillas demasiado flexionadas y en resumen, no cansa. Su motor funciona con alegría desde abajo y es fácil que desde 3.000 rpm, la moto ya responda a cualquier requerimiento del puño. Es elástico y evita andar cambiando de marcha constantemente, tracciona muy bien, mejor que las contemporáneas " on line" y su consumo...bueno, es algo que depende de cuanto gires el puño. Desde luego consume mas que las modernas sport de inyección, creo recordar que sobre unos 7 litros en conducción tranquila y llegando casi al doble si decidimos exprimir su motor.
Todavía recuerdo el sonido de la V (como yo la llamaba) precioso, ronco y al mismo tiempo fino, con el silbido de la distribución de fondo, su rueda trasera asistida por el precioso monobrazo... Vamos, cualquiera diría que sigo enamorado de ella.
Pero nada más lejos de la realidad. Aunque conservo un recuerdo agradable de ella, aprecio sus virtudes, realmente nunca fue mi estilo de moto. Cierto es que tampoco entró en mi vida en el mejor momento, así que, con otras prioridades en aquellos momentos, la pobre no tuvo la atención que se merecía. Así, la encontraba pesada para los desplazamientos diarios, sensible al desgaste de los neumáticos y poco acertada para moverse por las carreteras secundarias gallegas, estrechas y bacheadas que tanto me gusta frecuentar. Además de ofrecerme unas prestaciones que en realidad, casi nunca usaba... quizás es un poco injusto por mi parte hablar así de ella ya que, más que este modelo en si, son opiniones generales hacia las motos deportivas . En resumen, no estaba hecho el pan para la boca del asno.
Considero que sus virtudes son muchas, es una moto muy buena para todo, con buena protección aerodinámica, cómoda, fiable, bonita incluso a día de hoy. Sólo el modelo siguiente, la fabricada desde 1994, con la estética de la mítica NR de pistones ovales, era más bonita estéticamente . En mi opinión, las siguientes VFR siguen un camino diferente, sobre todo el modelo actual. Asi que si entra dentro de vuestros gustos y ámbitos de uso, revisad los puntos a los que suele afectar la edad o el inmovilismo (instalacion eléctrica, gomas , juntas y líquidos).La VFR os dará, todavía a día de hoy bastantes satisfacciones.
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