Mi querido móvil.

 Amanece…el despertador del móvil me saca de algún sueño que no puedo recordar, mientras lo pospongo en un gesto automático que siempre me pregunto por qué lo hago mientras lo hago…


El móvil me conecta con el mundo, reviso que en las redes sociales nadie se acuerda de mí durante las horas de noche, reviso los reels, los vídeos cortos con frases hechas, la sabiduría condensada de la red que hace que el tiempo corra hacia la siguiente alarma, rápido, sin pausa, me doy cuenta de que debería estar ya vestido y desayunando. 


Perezoso y recordándome lo mayor y hecho polvo que estoy consigo el objetivo, mientras alrededor la casa cobra vida, los niños se levantan y el ruido me molesta, me digo otra vez que he perdido ese tiempo maravilloso de estar a solas por haber estado mirando el móvil...


La casa…la casa que algún día elegí con vistas al mar, la casa apartada donde nuestros hijos serian felices, donde mi mujer tendría su disposición y su espacio, donde podría arreglar mis motos, cocinar asados con mis amigos y tomarnos las cervezas durante largas noches de verano, donde la gente se quedaría maravillada una y otra vez, cada vez que vinieran, nos observa a todos mientras, con la cabeza agachada, revisamos nuestros móviles, en silencio.


Ahora que los niños están en el colegio estoy sentado dentro, en una banqueta en la cocina, solo. Tengo tiempo para volver a ver reels, videos cortos, para culparme de ello y para buscar algo mejor para ver que eso, y librarme de la culpa. 

 

La última lucha…reloj vs móvil…


El reloj me dice de nuevo que es hora de irme, un vistazo alrededor me dice que debería haber hecho las tareas de casa mientras algo, muy adentro de mi, me dice que debería mandar todo al carajo, que algo debe haber de placer tras esa pantalla que el resto de la vida siempre me interrumpe, siempre me interrumpe….


Entonces es mi compañero de trabajo el que busca placer ahí adentro, le veo y me ofende. 

Que vés ahí? Que hay? 

Le digo entonces que pasa demasiado tiempo mirando el móvil, me dice que lo hace todo con él.

 Una punzada de dolor encoje mi estómago mientras recuerdo que quizás no he completado mi trabajo como debería, quizás no he testeado la válvula de seguridad, no lo recuerdo, pero si recuerdo un vídeo corto en el que un señor con barba y turbante me decía que solo se vive una vez, mientras avanzo corriendo por el pasillo en dirección al panel, mientras me digo a mi mismo lo gilipollas que soy, mientras que maldigo mi forma física, mientras mi pareja salta por los aires, mis hijos crecen a su aire, mientras las motos suenan en el móvil, mientras la creación más maravillosa se torna oscura tras la explosión.


Tirado en el suelo, veo el móvil a mi lado mientras mis ojos se van cerrando…" menos mal que no se ha roto el móvil…"


Y entonces me despierto en el hospital, las largas horas de recuperación se hacen más llevaderas con el móvil, series, pelis, redes sociales y porno me acompañan mientras vuelvo a la normalidad, que ya no es normal; me responsabilizan de un accidente que ha dañado gravemente a mi empresa...

Los años y los daños físicos, los daños morales, los daños sociales son más llevaderos gracias al apoyo recibido en las redes.

 Mientras, mi casa de la playa, mi familia y mi trabajo se han quedado por el camino. Menos mal que todo está en Youtube y la espiritualidad también, y me ayuda mucho el ejemplo de otros como yo que se muestran. Hasta yo hago videos para solidarizarme con gente en situaciones parecidas!

A veces sueño que el accidente fue lo que cambió mi vida, aunque también a veces siento que todo lo he hecho yo solito, con el móvil.

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