No pasa nada.

Ante mi está Andreu, un hombre de unos 40 años, rubio, con su corte de pelo, su pose y su cara me transmiten la sensación de dinamismo, de fuerza y de seguridad.

Andreu ha venido a dar una charla sobre motivación laboral. Junto a el una maleta de piel con un diseño muy vintage que contiene lo poco que necesita para su trabajo y una botella de agua que le acompaña siempre y que, en lo que parece un ritual preensayado coloca sobre la mesa nada más subir al escenario.
En el hall del hotel busca con determinación a las personas responsables del acto, ignorando en buena medida a todos los demás colaboradores que estabamos deseando unas palabras " en exclusiva", un acercamiento a un tío que motiva a medio mundo a ser feliz en su trabajo y en sus vidas.

Andreu se cambia de ropa mientras expresa lo incómodo que ya sido llegar por el tráfico, lo poco habitual que es hacer una charla en agosto y el calor que hace en un día como hoy. Tampoco es de su agrado, aunque no protesta, el lugar que le ofrecen para cambiarse de ropa.

Ya sobre el escenario, Andreu despliega su magia y entre movimiento, paradas, gestos y un guión meduro y perfectamente estructurado, su físico y su talento, consigue que muchos de los cientos de personas que le estábamos viendo nos marchemos motivados a trabajar más, prepararnos mejor, dejar de procastinar, dejar de quejarnos, ser mas organizados, menos exigentes con los demás, no llevarnos el trabajo a casa y viceversa y muchas cosas más en poco más de una hora.
La botella de agua, solo dos sorbos más vacía miraba a Andreu despedirse de su público, casi como una estrella de rock, mientras este, con una sonrisa aplaudía enérgicamente, como con ganas de más...
Objetivo cumplido.

Esperamos a Andreu en el comedor del hotel, dispuestos a cenar en mesa redonda con los organizadores, el director del lugar y la representación del ayuntamiento.
La cena, del agrado de todos los comensales, no parecía convencer al conferenciante, que se limitó a probar solo un par de cosas.
Y mientras cenamos, los temas de la charla  que parecían tener más fondo, no eran contestados ni abordados por Andreu, limitándose a lo dicho y saliéndose de los temas con frases hechas o aportado información general, por todos de sobra  conocida.
Eso sí, volvió una y otra vez a decir que no era un trabajo fácil, que pararse delante de tanta gente es estresante, que en agosto Madrid es un horno, que el tráfico es horrible, que tiene trabajo pendiente, etc, etc

Tampoco quiso café, fue el primero en levantarse de la mesa para irse a dormir. 

Andreu me decepcionó,  confundí el mensaje con el mensajero...cuántas veces lo hemos hecho? Pos eso.


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