El suero de la verdad.

Alfredo se sienta frente a mi, abrimos las primeras cervezas mientras damos cuenta de un cuenco de aceitunas y los primeros tragos se ocupan de la sed de un día de trabajo no demasiado pesado, si un poco largo.


Las segundas sueltan unn poco nuestras lenguas y las  respectivas visiones de la vida se ponen sobre la mesa, las mujeres se nombran por orden de atractivo, los conocidos y los negocios por orden de cercania e importancia. 


Las terceras nos llevan a cifras elevadas, a amigos importantes y a chicas cada vez más guapas, a rememorar tiempos pasados y en un momento Fran aparece en escena. No ha venido a tomarse las cervezas, solo ha aparecido en nuestra memoria…ahora ya vamos por la cuarta y nos permitimos todo tipo de licencias a la hora de atribuirle negocios, exitos, fracasos y relaciones. Fran es definitivamente un tipo de éxito, como ya lo era su padre, su abuelo, como no podría ser de otra manera. “Unos nacen con estrella y otros…estrellados”. La quinta cerveza acompañaba las afirmaciones de que Fran no era precisamente talentoso, pero su familia le habría arropado y llevado en palmitas hacia una vida de dinero y comodidad.


Las sextas corroboran que la envidia estaba dentro de nosotros en forma de semilla y que regarla con cerveza la hacía crecer…


El martes he visto a Fran, iba vestido con una vieja camisa y unos pantalones de pana visiblemente gastados. “Estos ricos pueden vestirse como quieran”- pensé.

Para mi sorpresa levantó la mano y me saludó alegremente, me dijo que si tenia un minuto, podíamos tomarnos un café. Acepté un poco curioso de alguien exitoso, entre la envidia y la curiosidad aquel café en la bulliciosa mañana Vivariense, unos quince minutos de café con una persona triste, solitaria, que lleva años dando tumbos entre múltiples trabajos y múltiples terapias. Me alegró verle y darme cuenta de cuanto nos mentimos en el dia a dia, cuanto suponemos que conocemos la vida y circunstancias de los demás y cuanto hablamos sin saber, por envidia, por celos o muchas veces simplemente por que si.


Fran eres tu, soy yo y somos todos, hablar de los demás es un completo salto al vacío y la envidia regada con cerveza o con cualquier otra cosa, un caldo de cultivo para mirar a los demás como si fueran muy diferentes de ti mismo.

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